Fracaso escolar

Nos referimos a fracaso escolar cuando un niño no ha podido alcanzar el rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico. Las causas por las que estos niños no alcanzan este rendimiento medio pueden ser muy variadas, pero las podemos categorizar en tres grandes grupos:

Dificultades intelectuales: para detectar este tipo de dificultades se utiliza como referencia el CI (Cociente Intelectual). Se dan dos tipos de casos, niños con un CI por debajo de 85 que pueden ir pasando desapercibidos, sobre todo en los primeros años, pero que tienen serias dificultades para asimilar las explicaciones y los conceptos. Por otro lado, el caso contrario, niños con CI por encima de 130, lo que conocemos como superdotados. Cuando el entorno no ha sido capaz de detectar sus altas capacidades, estos niños superdotados muchas veces se resignan y por el contrario obtienen pobres resultados en su rendimiento escolar motivados por su falta de interés o aburrimiento por los contenidos que les presentan.

Dificultades de aprendizaje: existen diversas razones por las que un niño puede presentar problemas en el aprendizaje pero el primer paso cuando se detectan ciertas dificultades es hacer hincapié en la exploración física (ojos y oídos), ya que un alto porcentaje de niños que presentan estas limitaciones terminan acusando problemas visuales o auditivos que no se detectaron en las revisiones periódicas. Una vez descartadas estas posibilidades, las dificultades más habituales que nos solemos encontrar son la dislexia y el trastorno de deficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH). La dislexia obstaculiza el aprendizaje lecto-escritor fundamental y su falla interfiera en el aprendizaje normal de cualquier materia. La dislexia detectada en una edad temprana puede corregirse y obtener un desarrollo académico normal. Por otro lado el TDAH, se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado, además de esto hay niños en los que se observan a su vez problemas de autoestima y se puede asociar con frecuencia a otros problemas, sus consecuencias se aprecian en distintos ambientes de la vida del niño, no solo en el escolar, sino que también afecta en gran medida a las relaciones interpersonales tanto con la familia, como con otros niños. El TDAH es un trastorno que en los últimos años tiene una prevalencia muy alta en la población infantil, por lo que la recomendación más importante cuando en el colegio o en casa se tengan dudas sobre si puede darse este trastorno es acudir a un especialista que lo diagnostique de forma clara. Es frecuente encontrar diagnósticos de hiperactividad errados cuando la realidad está más cercana a dificultades emocionales que se han pasado por alto.

Dificultades emocionales: El porcentaje más alto de fracaso escolar se asocia con este tipo de dificultades (en torno al 50%). La estabilidad emocional es uno de los factores que más influyen en el correcto desarrollo intelectual, psicológico y social de un niño. Situaciones familiares desestabilizantes (divorcios o separaciones, nuevos matrimonios, muertes de familiares, nacimientos de hermanos, dificultades económicas...), estilos educativos (más o menos estrictos, excesivamente protectores, desestructurados...) inciden sobre todo en los hijos y en su estabilidad para poder desarrollarse correctamente. Es habitual encontrar en las consultas de los psicólogos niños con ansiedad, con dificultades de relación, agresividad, tristeza persistente, son dificultades emocionales que tienen su incidencia más visible en el rendimiento escolar, lo que nos sirve como luz de alarma para detectar estas problemáticas y ponerles remedio con un psicólogo especialista.